Cuando acompañamos a una persona en sus últimos días de vida hay que estar muy fuertes mentalmente ya que el o ella también sabe la realidad de la situación en la mayoría de los casos, por ello conviene no mentir y vivir junto a esta persona estos momentos de la manera más normal posible para no preocuparle más pero también para hacerle vivir sus últimos días con la mayor felicidad que se merece.
Si esta persona puede mantener aún un diálogo es recomendable favorecer el contacto cercano, escuchándolo y hablándole de manera natural para evitar su aislamiento así como que afloren emociones negativas. ES fundamental ayudar a la persona convaleciente a que mantenga una estructura psicológica equilibrada, similar a la llevada a lo largo de su vida y aquí es donde juega un papel fundamental los familiares y allegados en estos duros momentos y siempre evitando que su estado frágil nos lleve a nosotros a bajar la guardia frente a él y transmitir pensamientos negativos. Por eso es fundamental expresar positividad en todo momento además de prestarle todos los cuidados y mimos que precise en estos duros momentos y que a nosotros siempre se nos quede en nuestra retina que mientras estuvo con nosotros vivió con la sonrisa de sus mejores momentos y de las vivencias tan agradables que nos hizo sentir junto a nosotros…
Deja una respuesta