Cuando nuestros padres nos dejan para siempre nuestra vida ya no vuelve a ser igual. No podremos volver a ser niños nunca más. El no poder sentirnos arropados por sus abrazos, sus besos, sus palabras de aliento e incluso sus riñas… desde ese momento su ausencia se llena de un vacío muy profundo.
La sonrisa y paz que transmiten cuando los visitamos, el ver corretear y gritar a sus nietos, esa sonrisa se pierde desde el momento de su partida. Nadie está preparado para afrontar la muerte de sus padres aunque nos digan «¿Que edad tenía?… ya llegara yo a su edad, lo suyo ha vivido.» El tiempo nunca es suficiente para estar al lado de las personas que sí son especiales para nosotros, nuestros padres, esos que pasaban largas noches de insomnio cuidando de nosotros y que ya no están, se han marchado para siempre.
Como duele el corazón, ya que cuando nos dejan nuestros padres, no se van solos, una parte de nosotros, de nuestra vida se marcha con ellos, sus recuerdos, su amor, sus consejos, su sabiduría también nos deja. Nunca pensamos que ese día llegará y seguimos nuestra rutina diaria sin pensarlo, pero lamentablemente ese día llegará, por lo que: ¡¡Disfruta de cada momento junto a ellos como si fuese el último!!. Porqué padres como ellos solo existirán una vez.
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