Todos los seres humanos somos conscientes que nuestra existencia tiene un principio y un final, un día tu piel se debilitará, tu fuerza te abandonará y un último aliento te abrirá las puertas de la muerte. Este es un tema que para algunos es un drama que anima sus aprensiones, sin embargo para otras personas, la muerte es un final normal e inevitable de la vida. Tienen tiempo para acostumbrarse y aprender a aceptarlo. ¿Como ves la muerte?. ¿Como un verdugo que acecha a las personas o como una sabiduría que nos enseña a vivir mejor y a disfrutar de lo que tenemos y de quienes nos rodean?. ES obvio que más allá del trágico final que es la muerte, nos ayuda a superarnos. Según las edades en la que se encuentre cada uno, la muerte le enseña algo a todas las personas. A continuación os detallamos como nos enfrentamos a la muerte en cada uno de los estadios de nuestra vida:
La Infancia
Los niños no siempre son conscientes de la muerte. Saben muy poco de ella. Algunos niños, sin embargo tienen una breve idea del asunto. Para ellos, la muerte no es un fenómeno que te haga temblar tanto. La primera característica de la infancia es la imprudencia y la timidez. De hecho, es por eso que la muerte aparece como una simple palabra para los niños. La mayoría de ellos lo ven como un viaje al cielo, pero lo que no saben es que este viaje nunca terminará.
Entre la infancia y la adolescencia
La muerte, en estas edades, enseña a los jóvenes el sufrimiento y el dolor. El niño va creciendo y empieza a tener percepción de la muerte, sabe que podemos morir, sabe que que morimos para desaparecer para siempre. Cuando un niño de esta edad pierde a un padre, siente y vive el vacío de la desaparición de ese ser querido. Deseos de llorar, de abatimiento, la impresión de estar solo en el mundo se apodera de ellos a estas edades. Los niños ante esta pérdida pueden manifestarse como muy frágiles o muy fuertes mentalmente.
La Adolescencia
Durante la adolescencia la muerte invita a las personas a la reflexión y la madurez. A veces puede significar inconsciencia, es a esta edad cuando los jóvenes aprenden mucho sobre la muerte.
Después de los veinte, su percepción de la muerte cambia. Se convierte en un hecho real, un hecho de la vida misma. Si bien todas las personas a estas edades tienen sueños y planes, está deseosos de hacerlos realidad con familiares, amigos…La desaparición de algún ser querido crea en ellos una sensación de injusticia, a través de la muerte aprenden a resignarse, a seguir adelante a pesar del dolor.
Edad Adulta
La muerte generalmente enseña a los adultos a ver la vida en perspectiva. A partir de los cuarenta aprenden a vivir sus vidas intensamente. La muerte puede acecharnos en cualquier instante. Crecimos, maduramos, en definitiva somos personas adultas y por lo tanto, este periodo se caracteriza por un arduo trabajo para garantizar un mejor mañana para la descendencia.
La Tercera Edad
En la vejez, las personas realmente no tienen nada que aprender sobre la muerte. Están libres de las limitaciones de la vida, de las limitaciones profesionales. Dejan que sus consciencias vuelen libres y que su final llegue con su conciencia tranquila de que obraron de la mejor manera y lo dieron todo por las personas que aman y que seguirán construyendo el proyecto que ellos iniciaron o continuaron un día. En definitiva respiran paz interior.
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